Nuestro bosque arbequino es una curiosidad que, para cualquier amante del AOVE, no pasa inadvertida. Se trata de un cultivo tradicional de olivos arbequinos. Tiene una antigüedad considerable, ya que todos ellos pasan de ser olivos centenarios y algunos son mucho más longevos y se encuentra situado en mitad de La Alcarria de Guadalajara.
La variedad arbequina en las dos últimas décadas se ha extendido por todo el mundo debido a su excelente calidad y a los cultivos superintensivos (muy diferentes al cultivo tradicional). Anteriormente se cultivaba casi exclusivamente en la comarca de Les Garrigues en Lleida. Recibe el nombre de la localidad de Arbeca, donde la llevó el Duque de Medinaceli en el s. XVII procedente de Palestina de donde es originaria. Por ello, encontrar un olivar de esta antigüedad, fuera de ese entorno, es tremendamente importante para quienes valoramos las excelencias de este aceite.
Este hermoso bosque arbequino, con olivos de porte llorón, cuyas ramas caen hacia el suelo con sus pequeñas aceitunas arracimadas listas para convertirse en un aceite dulce, nos ofrece un incomparable marco de estudio de la variedad en unas condiciones de clima extremo y con una aclimatación excepcional al secano y a las temperaturas que tenemos en el interior peninsular. Un cultivo tradicional, que se recoge a mano, mimando la aceituna y cuidando el árbol y a quienes en él moran para así cuidar también el aceite que produce.
Este otoño hemos recogido la tercera añada y elaborado un aceite muy especial de este bosque tan singular, donde estamos cuidando la biodiversidad como garantía de la calidad de nuestro zumo de oliva.
La Común Arbequina es una edición limitada del aceite verde de cosecha temprana que hemos obtenido de este pequeño bosque de arbequinos en el que tenemos depositada una gran ilusión.
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